martes, 11 de enero de 2011

Reunión Vecinal

Ayer asistí a mi primera Junta de Vecinos. Y que puedo decir..., que siempre hay una primera vez para todo... Mi primera vez fue maravillosa, inolvidable. No, en serio, no fue maravillosa, aunque sí inolvidable, además de deprimente. Ayer por la tarde hacía un día horroroso, no paró de llover en toda la tarde, así que tenía una ganas locas de salir del calor de mi actual hogar para ver las caras de mis nuevos vecinos en el frío y húmedo portal de la que pronto será mi nueva residencia.

Llegamos pronto a la cita, ah! se me olvidó decir que fui con mi madre que ya estaba avisada de la táctica que íbamos a seguir, muy diplomática ella, se presentó a los allí presentes y se disculpó por las molestias que pronto causaríamos con las obras, trabajo que me quitó. Todos se mostraron comprensivos puesto que todos habían hecho alguna vez reformas, espero que lo sigan siendo cuando todo empiece, he decidido que, llegado el momento, citaré sus propias palabras. Bueno, creo que me desvié de lo que estaba contando. Decía que llegamos pronto pero, poco a poco, la cosa se fue animando, aunque el secretario de este año ya había tirado la toalla ante su escaso poder de convocatoria. Hay que decir que mis futuros vecinos no destacan por su puntualidad. Al final, la mitad más uno.

El orden del día, subir la tasa de la comunidad. Al parecer quieren contratar a una señora para que limpie el edificio pues parece que mis futuros vecinos tampoco destacan en este aspecto. La noticia causó ampollas, vivimos momentos tensos pero al final ganó la mayoría. Lo que se traduce en que el mes que viene tengo que pagar más de comunidad. Buen estreno, no?. El problema lo tendrá la señora que venga a limpiar. Ya se puede esmerar porque la tendrán vigilada, o al menos eso han prometido.

Queréis otra conclusión, la media de edad del bloque, cualquiera de mis nuevos vecinos podría ser mi padre/madre o abuelo/abuela, sólo se salvan dos parejas, una de ellas de mi mismo rellano, qué suerte!

En fin...esta comunidad me da miedo. Un saludo, Lola

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