La verdad es que debí haber escrito esta entrada hace semanas pero nunca pensé que una obra quitara tanto tiempo incluso cuando no es una la que está picando paredes.
Las obras de reforma en mi piso empezaron hace unas tres semanas y hoy, por fin, puedo decir que ya no hay escombros! Estoy tan contenta!
El primer día que llegué, recuerdo que casi muero de la impresión nada más entrar por la puerta. No quedaba ni un solo tabique en pie cuando el día anterior estaba todo en su sitio. Incluso el piso parecía mucho más pequeño de lo que ya de por si es. Era como si hubiese habido un terremoto y el epicentro estuviera en mi salón.
A día de hoy, las obras están mucho más avanzadas, mi albañil es una maravilla y ya hace una semana que empezó con la reconstrucción. Eso sí, de momento no tengo baño, ni cocina, pero me han puesto las ventanas nuevas y este sábado, le toca al ventanal del salón.
De lo que más ganas tengo es de ver las paredes, por lo menos, blancas. El anterior dueño era un artista de los que ya no quedan, no sé si por suerte o por desgracia, el caso es que tenía cada pared de un color, a cual más chillón, y montones de figuritas pegadas con pegamento a las paredes, toda una obra de arte. Y claro pues hasta ahora tenía unas paredes de yeso negro, otras de ladrillo, otras de verde lima con churretones naranjas de manos de pintura anteriores, pegotes de pegamento marrón por todos lados...
En fin, que cada vez queda menos aunque aún queda bastante por hacer.
Lo que sí acaba con mis energías es la elección de azulejos y baldosas, nunca pensé que tuviera que tomar decisiones tan difíciles en mi vida. Es todo un mundo el de la cerámica, que si azulejos de pasta roja, que si de blanca. Los suelos porcelánicos, de un tamaño, de otro, que si mejor tarima flotante. Que si azulejos mate, que si mejor de brillo que les pasas una bayeta y se quedan como nuevos, que si me va a estallar la cabeza, que si vamos a mirar en este otro almacén, que si me han dicho que en este otro también tienen... Así han sido mis tres últimos sábados y algún que otro jueves y viernes que he tenido la tarde libre, genial, no? Creo que más o menos tengo las cosas claras en muchos de estos aspectos aunque no descarto cambios de última hora. El pobre albañil tiembla cada vez que oye la frase: Oye Emilio que hemos pensado que aquí podríamos hacer esto en vez de lo otro, siempre claro teniendo en cuenta su opinión como profesional del sector. Me da la ligera impresión que está de nosotros hasta las narices, menos mal que el hombre es muy prudente.
Me parece que de momento es todo, a ver si mañana en otro rato os enseño los azulejos que he elegido para mis futuros baño y cocina ;)
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